Description
La cristología de Ignacio Cacho es una obra de madurez, fruto de sus muchos años de docencia exponiendo de manera renovada la fe cristológica de la Iglesia católica. Su trabajo es, antes que nada, un testimonio vivo de cómo se trata de responder, desde la cristología europea de finales del siglo XX y comienzos del XXI, a la pregunta decisiva de Jesús a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que soy yo?».
El profesor Cacho, consciente de que Jesús es patrimonio de toda la humanidad y no solo de los cristianos, nos informa desde el comienzo sobre lo que dicen hoy de Jesús desde el pueblo judío o desde el islam. Pero, sobre todo, a lo largo de su trabajo, está atento a las preguntas de aquellos que, cristianos o no cristianos, se sienten sacudidos por la cultura científica de la sociedad moderna y buscan posicionarse ante la figura de Jesús de manera razonable.
Cacho expone con claridad su propia aportación en los principales debates de la cristología europea contemporánea y aboga por la continuidad entre la figura histórica de Jesús y el Cristo proclamado por las comunidades cristianas después del acontecimiento pascual, y desarrollado más tarde doctrinalmente, a lo largo de los siglos, en la cristología de los concilios. El autor concluye que el verdadero milagro del Evangelio es Jesús mismo. En sus palabras y en sus obras, en su vida y en su muerte, él es el «rostro humano de Dios», «imagen visible del Dios invisible» (Col 1,15).
«Quiero agradecer a Ignacio Cacho esas llamadas que nos va haciendo repetidamente a lo largo de su trabajo invitándonos a meditar y acoger el Misterio encerrado en Jesús. En ese Niño de Belén, Dios ha transido de divinidad toda humanidad. Así de humano es Dios. En el lavatorio de los pies, el Señor está a los pies del esclavo: así es el Señor omnipotente que lava los pies del esclavo impotente. Jesús, exhausto por la noche de agonía en Getsemaní, afronta la crucifixión: así de humano es Dios. Crucificado en la cruz, así es de cercano el Dios que se identifica desde dentro con todo hombre crucificado. Así de humano es Dios» (Tomado del Prólogo de José Antonio Pagola).