Description
En el origen de la opción por la promoción y defensa de los Derechos Humanos de las mayorías pobres y despojadas de los mismos hay un grito: el grito del dolor producido por un golpe y una herida. Un grito al que abrimos nuestra sensibilidad para escucharlo y sentirlo como en carne propia. Anclarse en ese fundamento es poner las bases para que el compromiso con las víctimas sea estable y duradero, para que no se desoriente ni se pierda por un camino tan largo y arriesgado. No basta con la teoría o la doctrina.
Tras el grito escuchado, viene la responsabilidad, el "hacerse cargo" y "cargar" con tanto dolor, negándose a buscara autojustificaciones y abordandola ardua y salvífica tarea de la compasión y la solidaridad efectivas.
La vivencia cristiana nos orienta también a emprender ese trabajo, codo con codo -siempre que sea posible- con quienes a lo ancho del mundo están en ello, aunque sean no-creyentes o profesen otro credo. El amor entrañable, que hemos conocido como constituivo de Dios mismo, nos ha orientado siempre a la caridad. Hoy nos llama a avanzar, desde la micro-caridad (que se centra en los casos individuales y que siempre habrá que ejercitar), a la macro-caridad: la que se orienta a los pueblos, razas y grupos sociales "victimados", a ese prójmo que son las masas empobrecidas en las que Dios mismo clama o que se les devuelva toda justicia.
Luis Pérez Aguirre, jesuita uruguayo nacido en 1941, ha escrito numerosos ensayos sobre espiritualidad y "Derechos Humanos".