Description
«Dios mío, toda mi vida ha sido una cadena ininterrumpida de gracias y de bendiciones por parte tuya. De año en año me has guiado, preservado de peligros, has compartido conmigo mis sufrimientos y mis pesos, me has alegrado, alimentado, sostenido, orientado y protegido. No me abandones ahora que mis fuerzas comienzan a flaquear».
Esta oración de John Henry Newman nace de la fe en un Dios al que no le es indiferente la peripecia humana. Un Dios cercano y amigo que no pone fecha de caducidad a la alianza de amor que ofrece al ser humano. Un Dios que sigue, acepta y acoge a los ancianos. Se dice que se comienza a envejecer cuando se empieza a mirar hacia atrás. El anciano cristiano sabe que puede seguir mirando hacia delante. Porque lo mejor de su vida es objeto de esperanza.
Contenido
- Panorama. La persona anciana hoy
- El mensaje
- Perspectiva. propuestas éticas
- Testimonio. Confesión y sentido